La proyección climática para los próximos 15 días muestra coincidencias entre los modelos meteorológicos respecto a las áreas afectadas por las precipitaciones, aunque los acumulados varían. En los pronósticos más optimistas, las lluvias más significativas se concentrarían en el extremo noreste de la provincia, con valores entre 30 y 50 mm. En el resto de la zona norte, se esperan acumulados entre 10 y 30 mm, mientras que en el centro y sur provincial las precipitaciones serían menores, con valores de entre 10 y 25 mm. No se descarta, sin embargo, que de manera localizada algunos sectores registren acumulados superiores.
En un plazo de 30 días, la distribución de las lluvias no cambiaría notablemente. Los modelos sugieren que en el noreste provincial los acumulados podrían ascender a entre 70 y 100 mm, mientras que en el resto de la provincia se esperan entre 40 y 70 mm.
Al extender el pronóstico a 45 días, las precipitaciones acumuladas podrían alcanzar entre 90 y 175 mm en el noreste y entre 80 y 125 mm en el resto de la provincia. Cabe destacar que estos valores representan los máximos probables para los períodos analizados y que es posible que las lluvias se concentren en cortos lapsos de tiempo, lo que podría generar una distribución temporal anómala.
Más allá de los 45 días, el análisis de las anomalías de temperatura de los océanos muestra que el Océano Pacífico ecuatorial continúa relativamente frío, aunque con una leve tendencia a calentarse a comienzos del próximo año. En tanto, el Atlántico, en la zona del Anticiclón de Santa Elena, frente a las costas de Uruguay y el sur de Brasil, se mantendría con temperaturas frías, aunque con la aparición de “puntos calientes” que podrían aportar humedad si el anticiclón se desplaza hacia esas áreas. Esto podría dar lugar a precipitaciones importantes en octubre (con probabilidades en el centro de la región), noviembre (en el norte) y diciembre (en el sur).
En términos generales, se prevé que las precipitaciones se mantendrán por debajo de los promedios históricos, con algunas excepciones puntuales. Esta tendencia mantendría los niveles del río Paraná en valores bajos durante el resto del año, con la posibilidad de aumentos temporales solo si se producen lluvias abundantes en la cuenca alta.
Por otro lado, las temperaturas estarían por encima de la media, lo que sugiere que predominarán cielos despejados o con poca nubosidad. Este patrón climático coincide con la presencia de una fase “Niña” del fenómeno ENSO, que se mantendría con una intensidad leve a moderada durante la primavera y el verano próximo.
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