En un giro sorprendente, el dictador venezolano Nicolás Maduro ha anunciado la prohibición de WhatsApp en Venezuela. En una declaración reciente, Maduro justificó la medida alegando que la libertad de expresión, facilitada por la plataforma de mensajería, representa una amenaza para la «democracia» en el país.
Maduro argumenta que la plataforma ha sido utilizada para fomentar la desinformación y los actos de desestabilización, descalificando así la libre circulación de información como un riesgo para la estabilidad política. La decisión ha sido recibida con preocupación por organismos internacionales y defensores de derechos humanos, quienes temen que esta medida represente un nuevo ataque a la libertad de expresión en Venezuela.
La prohibición de WhatsApp se suma a un creciente número de restricciones a la libertad de prensa y a las plataformas digitales en el país, lo que ha generado un clima de creciente censura y represión. Las autoridades han prometido implementar alternativas gubernamentales para la comunicación, aunque la efectividad y la imparcialidad de estas nuevas herramientas son cuestionadas por críticos.
La comunidad internacional observa de cerca el desarrollo de la situación, mientras que los venezolanos se enfrentan a un nuevo desafío en su acceso a la información y la comunicación en un entorno cada vez más restringido.
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