Qué es el Phubbing? El hábito digital que debilita nuestras relaciones

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En estos días, los celulares dejaron de ser solo herramientas: son protagonistas de nuestra vida. Nos conectan al instante, nos informan, nos entretienen y nos acercan a quien está lejos… pero también tienen su lado oscuro: pueden erosionar las relaciones cara a cara si no ponemos un freno.

Entre notificaciones constantes, redes sociales que nos llaman y la tentación de “chequear solo un segundo más”, nuestra capacidad de desconectarnos y poner atención a quienes tenemos al lado se ve seriamente desafiada.

 Aquí aparece el phubbing, un fenómeno que quizás sin darnos cuenta, afecta la forma en que nos relacionamos: se trata de ignorar a alguien que está frente a nosotros para mirar el celular.

Una nueva forma de desconexión

 La palabra phubbing nace del inglés “phone” (teléfono) y “snubbing” (desairar, ignorar). Lo vivimos en casa, en el trabajo, con amigos, incluso con la pareja. No es algo exclusivo de los adolescentes: hoy cualquiera puede caer en ello.

Una de las razones más comunes es el famoso FOMO —ese miedo a perderse algo en redes sociales o en la vida digital— que nos hace mirar constantemente la pantalla, aun cuando alguien nos habla o nos necesita.

El alerta para las relaciones de pareja

 En el caso de las relaciones de pareja, el phubbing puede aparecer por distintas razones: evitar conversaciones incómodas, mostrar descontento o simplemente por costumbre. Y parece que es un fenómeno que crece y que merece atención.

Carla Mendoza Núñez, coordinadora de la Unidad Clínica del Centro de Psicología Aplicada de la Universidad de Talca, explica: “El phubbing va en aumento y es necesario hablar de ello en casa para mejorar el clima familiar y de pareja, fomentando la sana comunicación que necesitamos hoy”.

Volver a estar presentes

En definitiva, estar presentes no solo significa compartir el espacio físico, sino también mirar a los ojos, escuchar y acompañar. Ningún like ni notificación reemplaza una conversación real. Se trata de honrar el tiempo que nos dedican y que nosotros dedicamos, y de entregarnos a ese momento de comunicación directa, y dejar que la conexión surja, sin necesitar nada más que nuestra presencia.

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