
En una jornada marcada por la violencia y la tensión, la Policía Federal reprimió con gases lacrimógenos a un grupo de jubilados que se manifestaban frente al Congreso Nacional. Las imágenes que circularon ampliamente en las redes sociales muestran a personas mayores heridas y siendo golpeadas por las fuerzas de seguridad, en un episodio que ha generado una ola de indignación y repudio.
La manifestación, que se realizó para exigir una vida digna y una mejora en sus haberes, se tornó violenta cuando la policía intervino para dispersar a los presentes. Los jubilados protestaban contra el veto del presidente Javier Milei a un proyecto de ley que proponía un aumento del 8,1% en sus pensiones. La medida de ajuste ha sido ampliamente criticada por no reflejar adecuadamente el costo de vida y las necesidades básicas de este sector vulnerable de la población.
Uno de los manifestantes, que se identificó como José, de 80 años, expresó con contundencia su descontento: «Tengo 80 años, pero quiero morir de pie, no de rodillas. Y los dirigentes traidores de la CGT que están arreglando con todos estos hijos de puta nos cagan». Estas palabras reflejan el profundo descontento y la desesperación de muchos jubilados, que sienten que sus voces están siendo ignoradas y sus derechos, pisoteados.
El episodio ha suscitado un rechazo masivo tanto de parte de la sociedad civil como de diversas organizaciones de derechos humanos, que condenan la brutalidad de la represión y exigen una solución justa para los jubilados. La situación ha puesto en el centro del debate público la necesidad de revisar las políticas de ajuste y de garantizar que los derechos de los adultos mayores sean respetados y protegidos.
El conflicto se suma a una serie de tensiones sociales y políticas en el país, marcando un capítulo oscuro en la gestión de la administración actual y poniendo en evidencia la creciente brecha entre las autoridades y los sectores más vulnerables de la sociedad.
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