Cada 22 de noviembre se homenajea a la flor del ceibo, declarada símbolo nacional en 1942. Su presencia en el litoral y su valor cultural la convierten en un emblema del país.
Este 22 de noviembre, la Argentina celebra el Día Nacional de la Flor del Ceibo, una fecha destinada a revalorizar uno de los símbolos naturales más representativos del país. La flor del ceibo —también conocida como seibo, seíbo o bucaré— fue declarada flor nacional mediante el Decreto del Poder Ejecutivo Nº 138474/42, firmado el 23 de diciembre de 1942.
El ceibo es un árbol originario del continente americano y se desarrolla especialmente en regiones de Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay. En territorio nacional abunda en las riberas del río Paraná y del Río de la Plata, aunque también se lo puede encontrar en zonas cercanas a lagos, arroyos y humedales. Uruguay, al igual que Argentina, lo adoptó como su flor nacional.
De follaje caduco y color verde intenso, el ceibo no se caracteriza por su altura, pero sí por la particular belleza de sus flores rojo carmín, grandes y vistosas. Su tronco retorcido y sus raíces firmes permiten que se afiance a los suelos ribereños, ayudando a contrarrestar la erosión provocada por las aguas, lo que evidencia su importancia ecológica.
La madera del ceibo, de tono blanco amarillento y muy liviana, se utiliza para elaborar objetos de poco peso, mientras que sus flores han sido tradicionalmente empleadas para teñir telas, aportando pigmentos naturales.
Más allá de su valor botánico, el ceibo ocupa un lugar especial en la identidad cultural argentina, asociado a leyendas, paisajes del litoral y símbolos patrios que perduran en la memoria colectiva.
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