3º Torneo Provincial de Fisicoculturismo y Fitness “Copa Cordón Industrial”

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“No me gustan las canciones porque mienten, porque todo se resuelve en 3 minutos”, cantaba un Calamaro ibérico con acento porteño del  barrio de  Once.

Y si te digo que hay historias de vida, de toda una vida, que se resuelven en menos tiempo que ese? Me creerías?

El pasado 30 de septiembre, la ciudad de San Lorenzo fue punto de reunión  de muchas historias de vida que se resolvieron en menos de 3 minutos.

Lo explico mejor.

En el teatro Aldo Braga  del Centro Cultural  Brigadier Estanislao López, se llevó a cabo el torneo de fisicoculturismo “Copa Cordón Industrial” organizado por Hugo de Benedictis  titular del gimnasio Olimpo”, y colaboradores de inestimable aporte..

Varias decenas de atletas de toda la región (Capitán Bermúdez, Granadero Baigorria, Rosario, Oliveros El trébol, etc.), incluso de localidades distantes a esta ciudad como Córdoba, Reconquista, o Salta se dieron cita en la cuna de la libertad de América para competir en las múltiples categorías que su deporte les ofrece.

Hombres y mujeres del músculo fueron poblando las instalaciones cargados de sueños, nerviosismo, ambiciones, anhelos y expectativas falsas o reales. Pero… ¿qué los llevo a ese lugar?

Sin duda mucho más que el deseo de competir contra sus pares como parecería a primera vista.

Hombres y mujeres de uno en vez, como diría el nano Serrat,   fueron subiendo al escenario del torneo, siguiendo las metódicas normas de la organización (impecable a mi entender) para exponerse de forma casi desafiante a la mirada y criterio riguroso de los jueces de a ASFF y a la emotividad del público que los acompañaba.

Una a una fueron pasando las categorías, y cada uno tuvo sus vencedores y sus vencidos. Y cada atleta tuvo menos de 3 minutos para exponer sus historias de vida enmarcadas en las reglas del deporte que eligieron. Porque fue la historia de vida de cada fisicoculturista  la que lo llevo a ese lugar, a ese momento. Fue la suma de decisiones, aciertos o errores, que moldearon  sus cuerpos para poder competir en ese instante preciso.

Parafraseando a Nietzsche, arriba del escenario estuvieron los atletas y su historia, mucho más que las circunstancias de las que hablaba el filósofo.  Y seguramente muchas de esas historias serán inescrutables. Pero otras se liberaron en euforia  apenas contenida o decepción mal disimulada por una sonrisa de compromiso.

Por ejemplo, la historia del matrimonio que entrena y compite a la par, muchas veces sin el contrafuerte de la contención. O la de la atleta que viaja a más de 30 kilómetros de ida y vuelta para entrenar en el gimnasio que eligió. O la historia de la atleta casi niña de 18 años que entreno, venció su timidez y debuto en el escenario de San Lorenzo porque algún tiempo atrás se lo había prometido a su padre fallecido. O la historia de la entrenadora que derroto a la bulimia gracias a este deporte y gritaba desde las butacas alentando a sus entrenados. O la de la mujer que debuto en un torneo, con el doble de edad de otros atletas consumados, solo (si cabe la expresión “solo”) porque decidió que quería un cambio en su cuerpo.

 

 

O tal vez, la historia más conmovedora de las que conocí ese 30 de septiembre, la del gigante rosarino con nombre germano, que después de 13 años de haber decidido no competir mas, se puso en forma para la Copa Cordón indutrial y arraso con todos los premios, los de su categoría y los Overall transformando en lágrimas de emoción los gritos de aliento de propios y extraños.

Y así podría seguir con todas las historias de cada competidor. Cada atleta, exhibió  en las tablas del Aldo Braga, mucho más que sus músculos, su definición, marcación, o manejo de las poses  obligatorias. Expuso la historia de su vida, en menos de 3 minutos, casi todas  historias que nos cuentan que el musculo más fuerte de un culturista es sin dudas su corazón.

Por Gustavo Buttice

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